sábado, 20 de abril de 2013

Nuestro Señor de la Esperanza

Jesús dijo: "Padre en tus manos pongo mi esprítu". Sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliese la Escritura, dice: "Tengo Sed". Le dieron vinagre. Después inclinó la cabeza y expiró.

Delante del misterio de la muerte. La muerte repentina en una curva, la muerte de un tiro en la nuca o, de un ataque al corazón. Y la muerte lenta, de agonía de meses o años, acompañada de dolores y de deseperación.

!Qué misterio tan grande! !Qué fruto tan amargo, qué sabor tan agrio, tan acinagrado!

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