Tiempo de características propias.
La Cuaresma es el tiempo que precede y dispone a la celebración de la Pascua. Tiempo de escucha de la Palabra de Dios y de conversión, de preparación y de memoria del Bautismo, de reconciliación con Dios y con los hermanos, de recurso más frecuente a las "armas de la penitencia cristiana": la oración, el ayuno y la limosna (Mt 6,1-6.16-18).
La Cuaresma es uno de los cuatro tiempos fuertes del año litúrgico y ello debe verse reflejado con intensidad en cada uno de los detalles de su celebración. Cuanto más se acentúen sus particularidades, más fructuosamente podremos vivir toda su riqueza espiritual. El Cristiano, y en consecuencia los cofrades han de lograr una ambientación en sus expresiones públicas e internas de Fe, que refleje el carácter penitencia de la Cuaresma.
Diferenciamos dos partes en este tiempo litúrgico:
1. En la primera parte de la Cuaresma (Miércoles de Ceniza hasta el sábado de III semana), las lecturas van presentando, positivamente, las actitudes fundamentales del vivir cristiano y, negativamente, la reforma de los defectos que obscurecen nuestro seguimiento de Jesús.
2. En la segunda parte de la Cuaresma, (a partir del lunes de la IV semana hasta el Triduo Pascual), el leccionario cambia de perspectiva: se ofrece una lectura continua del evangelio según San Juan, escogiendo sobre todo los fragmentos en los que se propone la oposición creciente entre Jesús y los "judíos".
La Cuaresma y la Piedad Popular.
La Cuaresma es tiempo propicio para una interacción fecunda entre liturgia y piedad popular. Esta piedad popular a lo largo de los siglos ha evolucionado hacia las distintas formas y maneras de celebrar: LA PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN de Nuestro Señor Jesucristo. De igual modo esta piedad popular ha generado la proliferación de distintas corporaciones de fieles como ”hermandades” y “cofradías” llamadas de penitencia o de Semana Santa, que en la actualidad de la mano de las autoridades eclesiales competentes en cada caso, hacen del culto público, la pública protestación de Fe y los actos penitenciales colectivos la manera de entender este tiempo litúrgico, la semana de Pasión en sí misma y la Fiesta de la Resurrección. Entre las devociones de piedad popular más frecuentes durante la Cuaresma destacaremos:
Miércoles de Ceniza.
“Aquello que se hace en pos de EL en la tierra, tiene su recompensa en la GLORIA…”
El rezo del Vía Crucis.
Entre los ejercicios de piedad o Pública Protestación de Fe con el que los fieles, corporaciones nazarenas, hermandades y cofradías veneran la Pasión del Señor, hay pocos que sean tan estimados como el Piadoso acto del rezo del Vía Crucis. A través de este ejercicio de piedad los fieles o cofrades, expresan su afecto a la figura de Jesucristo escenificándolo de diversas maneras (ya sea en el interior de los templos o sedes canonícas o por las calles de las feligresías), el último tramo del camino recorrido por Jesús durante su vida terrenal: desde el Monte de los Olivos, "huerto llamado de Getsemaní", hasta el Monte Calvario, donde fue crucificado entre dos malhechores (Lc 23,33), y su traslado al sepulcro, excavado en la roca (Jn 19,40-42).
Un testimonio del amor del pueblo cristiano por este ejercicio de piedad son los innumerables Vía Crucis erigidos o realizados en las iglesias, santuarios, claustros, parroquias y sedes canonícas de hermandades y cofradías. Hoy día en términos cofrades la mayoría de las Corporaciones Penitenciales que realizan este piadoso rezo, lo llevan a cabo contando con la “Presidencia” de su imagen titular de Jesús en sus diversas advocaciones pasionarias. En el ejercicio del piadoso acto del Vía Crucis confluyen también diversas expresiones características de la espiritualidad cristiana cofrade: la comprensión de la vida como camino o peregrinación; como paso, a través del misterio de la Cruz, del exilio terreno a la patria celeste; el deseo de conformarse profundamente con la Pasión de Cristo; Los preceptos eclesiásticos motivan su rezo o escenificación los miércoles y/o viernes de cuaresma.
VIA CRUCIS significa “camino a la cruz”, dicho camino se representa mediante 15 imágenes de la Pasión que se llaman "estaciones".
Cultos y actos en Honor de los Santos titulares de las Corporaciones Nazarenas Hermandades y Cofradías de Penitencia.
Reflexiones de Benedicto XVI cuando era cardenal sobre la religiosidad popular:
“La religiosidad popular es el humus sin el cual la liturgia no puede desarrollarse. Desgraciadamente muchas veces fue despreciada e incluso pisoteada por parte de algunos sectores del Movimiento Litúrgico y con ocasión de la reforma postconciliar. Y sin embargo, hay que amarla, es necesario purificarla y guiarla, acogiéndola siempre con respeto, ya que es la manera con la que la fe es acogida en el corazón del pueblo, aun cuando parezca extraña o sorprendente. Es la raigambre segura e interior de la fe”
Magníficas palabras para valorar ese fenómeno de la religiosidad popular uno de cuyos elementos más destacados son las Hermandades y Cofradías.
Las formas de culto de las corporaciones nazarenas, en su vertiente devocional más generalizadas, se resumen en novenas, septenarios, quinarios y triduos, teniendo siempre como centro celebrativo la Eucaristía.
LA NOVENA
Es un ejercicio piadoso que dura nueve días, dedicado generalmente a la Virgen María y a otros santos y santas, así como a devociones particulares. Muchas de las novenas tiene indulgencias y la única novena que no era de devoción sino litúrgica fue la prescrita por León XIII en el año 1895 dedicada al Espíritu Santo para preparar Pentecostés.
EL SEPTENARIO
Es un ejercicio piadoso de siete días especialmente dedicado a la Virgen en sus advocaciones dolorosas, como recuerdo de los siete dolores que padeció la Virgen al contemplar los padecimientos de Cristo ante la Cruz.
EL QUINARIO
Dentro de los cultos que las hermandades dedican a sus titulares, en la Cuaresma destaca el quinario, generalmente dedicado a las imágenes cristíferas. El quinario es un culto perteneciente al ámbito de la religiosidad popular, por lo cual no se puede considerar como acto litúrgico. Los quinarios –cinco días– parecen hacer referencia a las cinco llagas de Cristo, de ahí su duración, nombre y especial dedicación a las imágenes cristíferas. En siglos pasados, la celebración del quinario tenía un carácter penitencial y misional: durante cinco días, los cofrades se preparaban, mediante ejercicios de piedad, meditación, escucha de la Palabra de Dios y sermón, para culminar con el día más importante: la Función Principal de Instituto, en la cual sí que se celebraba la misa y se hacía ejercicio de comunión general. Así pues, para el ejercicio del quinario no hace falta la celebración eucarística.
En la actualidad, aunque las hermandades sigan celebrando quinarios, se ha perdido de hecho su primitiva estructura y función. Muchas hermandades llaman quinario a celebrar la eucaristía, eso sí, con rezo previo del rosario la mayoría de las veces. Otras, tras el rosario, hacen el ejercicio del quinario, que suele constar de oración, meditación breve, peticiones al titular
EL TRIDUO
Función principal de Instituto
Se celebra como remate a unos cultos previos, generalmente quinario cristífero.
Actualmente la Función Principal de Instituto consiste en una Misa solemne con Sermón, y al Ofertorio una Protestación de Fe, con juramento solemne de los cofrades de creer y defender las verdades fundamentales de nuestra religión, con especial referencia a la defensa de la pureza inmaculada de la Virgen y posterior beso al Libro de Reglas, con la Presidencia de la hermandad como testigos. Las Reglas ordenan que los hermanos deban portar la medalla de la hermandad en todos estos cultos. También las Reglas suelen incluir la fórmula de Protestación de Fe.
Solemnes Actos de Besapies y Besamanos
Estos solemnes actos que las hermandades y cofradía realizan tienen como misión el acercamiento a la feligresía, devotos y hermanos de las corporaciones nazarenas a sus titulares e imágenes devocionales. Durante todo el calendario litúrgico la imagen queda expuesta en altares, hornacinas o capillas, y durante el tiempo que dura este solemne acto se tiene la oportunidad de postrarse ante la imagen venerada para besar de forma sutil sus pies o manos, pudiendo con ello de manera personal e intima dar gracias o hacer rogativas con este acto.
Por lo general las imágenes de Virgen solo suelen tener Besamanos, pudiendo las de Cristo tener ambas tanto Besamanos como Besapies, dependiendo del momento iconográfico que represente la imagen.
Las Hermandades y Cofradías como norma general, suelen celebrar estos actos como culminación de los cultos cuaresmales que se hallan predicado en honor de sus imágenes titulares, coincidiendo es en el caso del quinarios con la función principal de instituto.
Realizado por Sergio Barea.
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